Actores Del Bullying
El bullying, matoneo o acoso escolar es como una mala hierba que se alimenta del silencio y la indiferencia de todos. El silencio y la indiferencia de las victimas, el silencio y la indiferencia de los victimarios, y sobre todo el silencio y la indiferencia de todos aquellos que son testigos de este tipo de agresiones.
Agresor
El chico(a) que abusa de los demás, rara vez es un alumno(a) académicamente brillante. Más bien suele estar en el grupo de los que no obtienen buenos resultados, cosa que no parece importar mucho al grupo de iguales.
Es curioso observar que el alumnado no utiliza los criterios de excelencia que los adultos utilizamos para enjuiciar a sus compañeros(as). Chicos(as) de desastrosos rendimientos académicos, de pobre inteligencia para enfrentarse a tareas cognitivas, pueden gozar de prestigio social en base a sus habilidades en juegos y actividades no académicas. El chico(a) que es prepotente o abusador con otros suele ser muy hábil para ciertas conductas sociales, como las que aprenden a desplegar ante las recriminaciones de los adultos; parece haber aprendido las claves para hacer daño y evitar el castigo, e, incluso, evitar ser descubierto. Siempre tiene una excusa o una explicación para justificar sus burlas, su hostigamiento o su persecución hacia otro(a). Capea la situación de forma virtuosa; nunca ha sido él/ella; siempre es capaz de demostrar que otro empezó primero y que él no tuvo más remedio que intervenir; otras veces, alude claramente a que fue provocado por la víctima.
A veces los argumentos del que está ejerciendo una presión agresiva, prepotente ó claramente abusiva de su compañero(a) son cínicos: “él se lo ha buscado, al venir vestido así”, puede argumentar, refiriéndose a la ropa del chico(a) del cual se acaba de mofar. Insistimos en que estamos hablando de un comportamiento despiadado y cruel, y no de un conflicto entre iguales que tienen un nivel semejante de capacidad de gestión de sus enfrentamientos o diferencia de intereses.
Con frecuencia, son chicos(as) populares y, a veces, muy simpáticos ante los adultos, a los que aprenden a adular. Es verdaderamente paradójico hasta qué punto adultos muy sensatos se dejan engañar con las gracias y los chistes de estos chicos(as), que son capaces de mantener un muro de silencio entre su vida social con sus iguales y sus relaciones directas con profesores(as) y padres. Un grado de cinismo más o menos disimulado puede acompañar a este tipo de personalidades juveniles.
El(La) agresor(a) de sus compañeros(as) es un chico(a) con una personalidad problemática. Muchas veces, debido a sus experiencias previas de haber sido victimizado(a) por adultos, criado en un clima de abandono o de inestabilidad emocional, los(as) chicos(as) prepotentes o abusones deberían ser considerados como alumnos(as) con necesidades educativas especiales. La configuración de su personalidad suele incluir rasgos tendentes a la psicopatía, que pueden ir corrigiéndose si se actúa tanto de forma preventiva como directa.
Con frecuencia los abusones y maltratadores de otros son chicos(as) que han sufrido o están sufriendo problemas de malos tratos por parte de adultos, muchas veces son víctimas del abandono, la crueldad o directamente el abuso de personas cercanas a su vida familiar. Algunos chicos(as), que son objeto de una disciplina dura que incluye el castigo físico o la permanente humillación y desprecio por parte de sus familiares, trasladan esa forma de trato, de las que ellos(as) son objeto, a los que son sus compañeros(as) y deberían ser sus amigos(as); simplemente, el respeto no forma parte de su moral cotidiana y así lo reproducen con sus iguales. Todo ello los convierte en verdugos y víctimas; en personas que se están socializando en base a unas actitudes y unos comportamientos que les dificultan la comprensión de los sentimientos de los otros, porque viven la experiencia cotidiana de que sus propios sentimientos son ignorados, cuando no directamente agredidos.
Por todo ello, es muy necesario considerar el problema social de los chicos(as) que son violentos con los demás como un problema grave que aqueja a unas personas, todavía lo suficientemente inmaduras como para no poder asumir la complejidad psicológica de su situación. Sin embargo esta consideración no debe significar tolerancia hacia sus conductas, sino comprensión y afecto hacia sus personas. Los chicos(as) que tienen un comportamiento injustificadamente violento o cruel con otros están necesitando tanta o más ayuda que los que son víctimas de sus compañeros. Ambos grupos de alumnos(as), especialmente cuando viven este tipo de experiencias de forma prolongada, deberían ser considerados chicos(as) con necesidades educativas especiales.
Víctima
La mayoría de niños víctima del bullying o acoso escolar, manifestarán las características descritas a continuación. Es importante que tanto padres como doentes estemos atentos a cualquier manifestación que pudiese llegar a presentarse en nuestros niños a fin de prestarles una ayuda oportuna y poder identificar el origen del problema, ya que aunque puede ser debido a que el niño es una víctima mas del fenómeno de bullying o acoso escolar, también cabe la posibilidad de que el origen de su baja autoestima sea otro, como por ejemplo, problemas al interior de su hogar, falta de una buena comunicación por parte de sus padres hacia el niño, entre otras.
Las siguiente son las señales mas comunes que suelen manifestar los niños que presentan baja autoestima como consecuencia del bullying o acoso escolar.
- Tiene una mayor propensión a sentirse continuamente deprimido.
- Son niños que no se siente seguro de sí mismos
- Sienten temor de expresar sus opiniones. Se consideran “poca cosa” como para dar su opinión
- Se sienten más vulnerables y se muestran hipensensibles hacía cualquier tipo de crítica hacia su persona.
- Continuamente se muestran temerosos debido a que no saben si serán aceptados por los demás o no.
- Presentan mayor dificultad para relacionarse con otros y especialmente con niños de su misma edad, por temor a ser agredidos.
- Son niños que tienen una gran necesidad de aceptación por parte de los demás, ya que ellos mismos se subvaloran y carecen de amor propio.
- Son niños que se muestran temerosos a enfrentar cosas nuevas por miedo a fracasar.
- Continuamente están pensando que no son capaces de lograr lo que se proponen
- Sienten que no tienen propósito en la vida
- Suelen dejarse maltratar por los demás por temor a quedarse solos
- Se sienten incapaces de responder ante las agresiones que reciben
- Les cuesta expresar sus sentimientos.
- Pueden mostrarse “alegres” o mostrar un “buen estado anímico”, sin embargo, por dentro se sienten destrozados.
- Les cuesta mostrar enfado o enojo ante los demás por miedo a ser doblemente agredidos.
- No son capaces de valorar sus propios logros
Espectadores
Cuando un(a) chico(a) insulta, humilla, intimida o agrede a otro(a) en presencia de terceros, sin ahorrar el espectáculo a los que pueden estar mirando e incluso piden su complaciente asentimiento, está provocando en la mente del espectador un problema de disonancia moral y de culpabilidad, porque le está pidiendo que aplauda, o al menos ignore, una crueldad de la que el espectador no es responsable como agente, pero sí como consentidor.
Podemos hablar también de “clases de público o espectadores” que contemplan el fenómeno y cuya participación activa o pasiva es vital para prevenir y atajar el problema o bien para perpetuarlo.
- Seguidores activos: No suelen iniciar la conducta agresora pero participan activamente una vez iniciada.
- Seguidores pasivos: No toman parte activa en las agresiones pero disfrutan de ellas.
- Observadores neutros: No disfrutan de las agresiones pero tampoco les preocupan.
- Posibles defensores: No toleran las agresiones pero tienen miedo de tomar acción y verse agredidos también ellos.
Los espectadores tienen un alto grado de responsabilidad pues con su silencio permiten que las acciones del agresor continúen indefinidamente no sólo con la víctima actual sino con ellos mismos, pues no se sabe en qué momento se puede dirigir hacia ellos las conductas abusivas del agresor. Es importante que los espectadores busquen la manera de denunciar ante cualquier miembro de la comunidad educativa lo que está sucediendo para frenar el abuso y sus posibles consecuencias ya que también son responsables de lo que suceda con la víctima. El silencio es complicidad.
Modalidades de Acoso
El acoso puede presentar las siguientes modalidades:
- Físico:
Cuando hay empujones, golpes e inclusive palizas.
- Verbal:
Consistente en insultos y menosprecios en público o en privado.
- Psicológico:
En este caso existe una persecución , intimidación, tiranía, chantaje, manipulación y amenaza, incluyendo gesticulaciones y obscenidades a través de señas, miradas o expresiones corporales.
- Exclusión social:
Se presenta cuando el estudiante víctima es excluido y aislado de la convivencia escolar.
- Acoso Cibernético:
se caracteriza por el acoso por medios electrónicos, ya sea que se trate de Internet: páginas web, redes sociales, blogs, correos electrónicos o mensajes por teléfono celular.